Hipérico, remedio milenario
El hipérico es una planta medicinal que se ha conquistado un merecido puesto entre los remedios caseros.
Especialmente el aceite de hipérico, extracto obtenido de sus flores, es de uso
muy frecuente. Puede adquirirse en farmacias pero también es factible de ser
preparado por uno mismo. Para quienes deseen hacerlo, he aquí la receta de un
aceite de primera calidad.
Preparación del aceite de hipérico:
Las flores amarillas del hipérico, cuando acaban de abrirse,
allá por San Juan, constituyen la base a recolectar. Se trituran de 25 a 30
gramos de flores frescas y se deshacen en un mortero o almirez. Se añade 1/2
litro de aceite de oliva y se mezcla todo bien. La mezcla se echa en un frasco
de boca ancha y, de momento, se deja en un lugar caliente y sin tapar. Se
remueve de vez en cuando y al cabo de unos 5 días de fermentación se cierra el
frasco y se expone a los rayos del sol hasta que el contenido del frasco toma
un color rojo brillante, cosa que, según la intensidad del sol, requerirá de
cinco a siete semanas. Al cabo de este tiempo se tira el líquido. Se prensa el
precipitado del fondo del frasco y el aceite que se obtiene se deja almacenado
nuevamente durante una semana. Durante este tiempo, el aceite se separa del
agua procedente de las flores. Con mucho cuidado se echa en un frasquito con
capacidad para 100 ó 200 gramos y se guarda en un lugar fresco.
El uso del aceite de hipérico se remonta a Hipócrates, el
célebre médico de la antigua Grecia. Otros autores medievales lo recomiendan
con las palabras más elogiosas. Como aplicación principal y como remedio casero
figuran en el tratamiento de las heridas así como analgésico.
Compresas y fricciones:
Se impregna en aceite un poquito de algodón envuelto en gasa
y se aplica sobre la zona afectada (que luego si se desea puede vendarse). De
esta forma se activa la curación o se alivia el dolor. Si se trata de dolor de
cabeza, deberán friccionarse las sienes con una gota de aceite de hipérico.
Contra el reuma y las neuralgias lo mejor son masajes sobre
la zona afectada. En el concreto del herpes zóster se aplican unos toques con
aceite de hipérico en los puntos afectados. Si el herpes zóster presenta aún
ampollas, las zonas afectadas deberán cubrirse con un trapito impregnado de
aceite.
La piel seca puede tratarse durante la noche a base de
aceite de hipérico. Se aplica como cualquier otro tipo de aceite (aunque tal
vez en menor cantidad).
Uso interno:
En el tratamiento de los trastornos vesiculares y hepáticos,
gástricos y del sueño o nerviosismo, deberá tomarse una cucharadita de aceite
de hipérico de dos a tres veces al día.
Importante:
Durante el tiempo que dure la cura, el paciente no deberá
exponerse directamente ni tomar baños de sol, ya que las materias activas del
aceite de hipérico sensibilizan a los efectos de la luz.
Indicaciones: Trastornos gástricos, vesiculares, hepáticos,
nerviosismo, reuma, neuralgias, herpes zóster, heridas
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